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Amazonía Indígena No. 5

Año 3 – Setiembre, 1982

Editorial
Revista Amazonía Indígena Nº 5, setiembre de 1982

La Amazonía ocupa actualmente un lugar importante dentro de la política nacional. Nuevos proyectos de colonización, hoy conocidos como Proyectos Especiales de Desarrollo, se planifican y comienzan a ser ejecutados al amparo de la legislación y política vigentes que pone tierras, recursos forestales y mineros, industria y comercio en manos del gran capital nacional y transnacional.

A pesar de los nuevos nombres que se les da a las colonizaciones y de las nuevas actividades económicas que implican, hay algunas constantes desde que éstas se iniciaron en el siglo pasado. Dichas constantes son, por un lado, la orientación de las colonizaciones, destinados siempre a favorecer a los grupos económicos poderosos, y, por otro, los prejuicios en que se sustentan. La nueva ley de desarrollo agropecuario, promulgada por el actual gobierno, es un claro ejemplo de la orientación que señalamos. Las colonizaciones no son, como se pretende, alternativas para ofrecer trabajo y riquezas a quienes no la tienen, sino una manera de reproducir el modelo imperante en la sociedad peruana, basado en la desigualdad de los sectores que la integran y en la explotación de los más débiles por los que detentan el poder.

Los prejuicios con los cuales se pretende justificar las colonizaciones tampoco han cambiado. Entre ellos, como en siglo pasado, encontramos hoy los que aluden a la supuesta fertilidad de los suelos amazónicos, a la inagotabilidad de sus recursos forestales, a la incapacidad de los indígenas para desarrollar la región, cosa que se atribuye a su ignorancia y ociosidad al estado de despoblamiento de la región y a la necesidad de obras de infraestructura (sobre todo carreteras) como requisito que automáticamente traerá el desarrollo de la selva. Resulta sorprendente ver cómo estos prejuicios, por más que la práctica concreta haya demostrado su falsedad, son mantenidos en vigencia a lo largo de los últimos 150 años. La Amazonía, supuesto granero del Perú y hasta del mundo entero, no produce en la actualidad ni siquiera los alimentos para satisfacer las demandas de su propia población, la cual, en los casos en que cuentan con recursos económicos, debe consumir los provenientes de otras zonas del Perú y hasta del extranjero.

La saturación demográfica y la destrucción de extensas zonas pone en tela de juicio la pretendida fertilidad de los suelos e inagotabilidad de los recursos forestales. Las respuestas actuales que ofrecen los grupos indígenas que, a pesar de siglos de opresión, han podido no sólo sobrevivir, sino sobreponerse a las condiciones adversas, cuestionan también la ignorancia y ociosidad que se les atribuye. Finalmente, los terrenos de escasa productividad o totalmente depredados que van quedando a lo largo de las carreteras, obligan a pensar que las obras de infraestructura, de por sí, no ofrecen soluciones esperadas. Como ejemplo de esto, basta traer a la memoria la situación de las áreas que bordean los últimos 100 km de carretera antes de llegar a Pucallpa, donde, en vez de una floreciente agricultura y ganadería, encontramos suelos erosionados y empobrecidos y también una carencia de alimentos de origen agrícola en esa ciudad, similar a la que enfrenta una ciudad sin carretera como Iquitos.

En términos del beneficio de la población rural amazónica, tanto indígena como colona, el fracaso de las colonizaciones es evidente. Sin embargo, la miseria de estos pobladores no ha construido para los diferentes gobiernos republicanos un indicador del fracaso de las colonizaciones porque, en definitiva, esos pobladores no han sido nunca objeto de su atención, ni interés. Por el contrario, desde la óptica de los gobiernos, las colonizaciones han sido procesos exitosos en la medida que han beneficiado a los grupos de poder que se han enriquecido mediante la extracción tradicional y depredadora de los recursos forestales, de la especulación material y de la explotación de la fuerza laboral de nativos y colonos.

Creemos que una forma de combatir estos prejuicios es hacer conocer la realidad de la Amazonía y de sus pobladores, sus problemas, formas de organización y respuesta al medio ambiente. Por esto, presentamos en el presente número de AMAZONÍA INDÍGENA tres trabajos en los cuáles se reflexiona sobre la educación bilingüe y el controvertido papel del Instituto Lingüístico de Verano; sobre el proceso de ocupación amazónico brasilero, cuyos postulados ideales, mas no así su realización concreta que dista mucho de aquellos, sirven de modelo al actual gobierno peruano; y sobre la situación de las comunidades nativas de la cuenta del Ampiyacu donde, a través del análisis, se pone en evidencia una realidad mucho más compleja y rica que la que se extrae de la observación superficial.

AMAZONÍA INDÍGENA intenta de esta manera junto con las publicaciones de los otros pocos centros de estudio especializados en el trabajo y análisis de los grupos indígenas y de la Amazonía, contribuir al mejor conocimiento de la realidad.

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